19 de diciembre 2021 , 10:19 p. m.


Sufridos, perseverantes, valientes, responsables, solidarios.


Me refiero a todos los empresarios en Colombia, y de todos los tamaños, que hicieron patria, soportaron tormentas, lidiaron con la tragedia del covid, aguantaron ataques, paros, protestas, cierres, bloqueos, descalificaciones, mensajes de odio, cruzaron el desierto, pusieron el pecho, defendieron a sus trabajadores, practicaron la solidaridad y la responsabilidad empresarial laboral, ambiental y social, y han sido determinantes en el proceso de reactivación de nuestro país.

Sin ellos, hoy no habría reactivación, ni recuperación del empleo ni plata para girar subsidios ni pensiones. Que hay empresarios irresponsables y pícaros, sí, pero son claramente la excepción. El grueso, la inmensa mayoría de los empresarios colombianos son fantásticos.

Cuando la empresa privada es perseguida sin piedad en países vecinos, cuando el incendiario discurso antiempresa es usado para ganar votos, cuando el populismo hace creer que la riqueza la genera el Estado a punta de puestos burocráticos y dádivas oficiales, es necesario insistir en que el verdadero motor del bienestar, de la prosperidad, de la generación de empleo y del crecimiento es la actividad productiva de empresas estructuradas a partir de la libre iniciativa privada.

Por eso, el Estado debe tener claro su rol en materia de formular y liderar políticas públicas de equidad, redistribución, crecimiento y bienestar que conduzcan a Colombia por el camino del capitalismo consciente, es decir, el Estado que facilita, estimula y ayuda a generar entornos adecuados para que empresarios responsables, eficientes, honorables y patrióticos puedan trabajar.

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