11 de marzo 2018 , 11:19 p.m.
Ojalá le cumplan a Colombia y le sirvan al bien común.
Optaron ustedes por formar parte de la institución más desprestigiada de Colombia. Hoy, dolorosamente, el Congreso encarna lo peor de los vicios de la política nacional. Corrupción. Indolencia. Clientelismo. Indiferencia. Ineficacia. Politiquería. Y, aun cuando esa generalización resulta injusta con algunos congresistas que obraron con rectitud y patriotismo, lo cierto es que las percepciones colectivas son implacables.
Las mayorías parlamentarias, alimentadas por prácticas indebidas, innobles e incluso delictivas, se encargaron de ratificar entre los colombianos la imagen de un Congreso arrodillado por beneficios individuales ante el gobierno de turno, dispuesto a renunciar no solo a su dignidad, sino, incluso, a sus competencias legales.