JUAN LOZANO

Abogado y Periodista, actualmente Consejero General de Medios de Comunicación de la Organización Ardila Lülle, Decano de la Escuela de Ciencias de la Comunicación de la Universidad Sergio Arboleda, profesor de historia, y columnista del diario “El Tiempo” y «La Republica».

Inició su actividad política al lado de Luis Carlos Galán y en representación de su movimiento, fue Concejal, Alcalde Municipal de Bojacá, Secretario de Desarrollo y Diputado a la Asamblea de Cundinamarca. Fue su Secretario privado hasta el momento de su asesinato.

Fue Consejero Presidencial para La Juventud, La Mujer y La Familia en el Gobierno de Cesar Gaviria, Consejero Presidencial para asuntos sociales, Alto Consejero Presidencial, Ministro de la Presidencia y Ministro de Vivienda, Ambiente y Desarrollo Territorial en el gobierno de Álvaro Uribe. Fue también Ministro AD-HOC de Defensa Nacional y en seis oportunidades fue encargado del Ministerio de Comercio, Industria y Turismo.

Fue elegido con la mayor votación nacional de Colombia al Senado de la República para el periodo 2010 – 2014. Fue reconocido para ese cuatrenio como el Senador con mayor índice de eficacia legislativa y de eficiencia parlamentaria por el programa “Congreso Visible” de la Universidad de los Andes, en consideración al elevado número de leyes y ponencias de su autoría aprobadas, así como a los múltiples debates de control político y actuaciones parlamentarias ejecutadas.

En el campo periodístico fue Director de Noticias del Canal RCN, Director del Canal de Televisión Red+, del sistema informativo Red+ Noticias, y Director del programa de televisión ‘Al punto con Juan Lozano’, colaborador de Blu radio, RCN televisión, noticiero QAP, El Espectador, el Diario la Prensa, el portal español Al Navio.com, El Tiempo y el canal City TV, donde fue miembro del Consejo Editorial de El Tiempo y el primer Director del Sistema de Información y de Opinión de City tv.

En varias oportunidades ha ganado el Premio Nacional de Periodismo Simón Bolivar y el Premio de Periodismo CPB y otros premios especializados.

Ha sido profesor de derecho y de periodismo desde hace más de 20 años en las Universidades de los Andes, del Rosario, Javeriana y Sergio Arboleda. Fue Fundador y Presidente de Transparencia Internacional en Colombia, Director del Centro Seguridad y Democracia de la Universidad Sergio Arboleda y Autor y Ponente de más de 25 leyes vigentes en Colombia sobre asuntos sociales, laborales, de seguridad y defensa nacional. Fue abogado asociado de la firma internacional de abogados Baker and McKenzie.

Es coautor, entre otras publicaciones de la obra “LA HORA DE LA TRANSPARENCIA EN AMERICA LATINA”, preparada con la profesora Valeria Medino que hace parte de una serie dirigida por el ex fiscal de La Corte Penal Internacional, Luis Moreno Ocampo, es coautor del libro “NUEVO REGIMEN SANCIONATORIO AMBIENTAL” y autor del libro “INNOVACION LEGISLATIVA”

HISTORIA DE VIDA

Por Isa López Giraldo

Soy un convencido de que en el periodismo, en el derecho y en la política, hay un elemento absolutamente común que es la búsqueda del bienestar colectivo, si se hace bien. El sistema jurídico, la actividad política y el periodismo, se explican en función de la sociedad, de lo colectivo, de lo que es público y si eso que es público tiene una carga, un imperativo sobre la búsqueda de bienestar, encuentras que son distintas herramientas que confluyen en una misma búsqueda.

El periodista, así como el que piensa en el sistema jurídico, en lo público, o en la política, influyen en una comunidad y sus actuaciones tienen que estar orientadas por el empeño de lograr que esa influencia sea positiva, que las cosas sean mejores después de su actuación, de su intervención, de su acción.  Juan Lozano.

Nací en Bogotá en una zona casi rural en lo que es hoy la localidad de Suba. Vivíamos en una finca que tenía dos casas, una muy grande que pertenecía a mis abuelos y otra muy pequeñita donde permanecíamos nosotros y que había sido el establo de la finca y se había adecuado y ampliado con dos cuartos, una sala, un comedor y una cocina. De hecho se llamaba “El Establo”. Este entorno me permitió una infancia muy feliz. Era el campo en su más pura expresión: sol, prado, jardines y vacas.

Todo cuanto te describo contaba con una especie de blindaje que me habían impuesto, por una convicción de mi abuelo, quien consideraba que la televisión era dañina para los niños. Para que no la viéramos, nos decía que en la finca no entraba este servicio, así que, en medio de toda la naturaleza había mucha lectura. El sustituto de la televisión era un plan de lectura que yo particularmente disfrutaba mucho.

A mí siempre me gustó leer. Leí toda la literatura infantil y juvenil posible, y fui inmensamente feliz. Sacaba los libros y corría por el prado. Mis hermanas a quienes he adorado -también lectoras- jugaban a las muñecas, mientras yo me divertía con el jardinero y los trabajadores del campo.

Tuvimos una época en extremo difícil en la que se ahondaron las tristezas. Mi padre se fue de la casa y la situación de mi mamá fue dificilísima tratando de sacarnos adelante a mis hermanas y a mí, pues le tocó hacer esfuerzos sobre humanos por nosotros, prácticamente sola y movida por el infinito amor de madre y con un coraje monumental daba clases hasta media noche. Destaco una presencia muy fuerte de mis dos abuelos en mi formación en ese momento de la vida pues la de mis padres fue una separaron en circunstancias muy difíciles, se dio de manera muy estrepitosa, dolorosa y triste, por lo que yo me acerqué mucho a ellos, particularmente a mis abuelos maternos, Pacho Eladio Ramírez y a mi adorada Mima.

Mis abuelos, Pacho Eladio y Juan, habían ejercido el periodismo y la política; cuando ya estaban mayores uno de ellos se había quedado definitivamente en el periodismo y el otro se había quedado definitivamente en la política.

Conocí esos dos rostros desde mi primera infancia pues llegaba a la casa de Juan y lo encontraba leyendo, escribiendo, enviando su columna “Jardín de Cándido” al diario El Tiempo como hizo hasta prácticamente el día de su muerte. Y cuando llegaba a la casa de Pacho Eladio, estaba en medio de una discusión política, porque había sido un dirigente muy fogoso, jefe popular, senador por casi cuarenta años en el Valle del Cauca y gobernador del departamento.

Me gustaba estar con ellos y disfrutaba mucho sus actividades al punto de que cuando pensaba en mi futuro, yo soñaba con las dos cosas, la política y el periodismo, pues se complementaban muy bien.

Entendí tempranamente lo que es pasar por el desierto, lo que es una situación de dificultad real al interior de una familia, también que las situaciones adversas se pueden superar, que cuando falta el dinero en una familia se consolidan los lazos de amor y solidaridad, y se tonifica el alma para superar la tormenta.

Mientras eso sucedía, yo era un alumno muy juicioso en el colegio, siempre sacaba buenas notas (las mejores), y pensaba cómo ir avanzando. Escribí desde niño en los anuarios, fundaba revistas como la entrañable Zífrago (zipi zape fraternalmente gozoso) con Kiko Lloreda, sus primas, Catalina Botero, Diego Córdoba, Salua Karim y Martín Carrizosa, entre otros; mandaba artículos a El Tiempo y a El Espectador que por supuesto no publicaban nunca, hasta que Lucy Nieto de Samper (la decana de todos los columnistas de Colombia), escribió un hermoso texto en el que por primera vez aparecía mi nombre en letras de molde. Siempre tuve la ilusión de decir cosas y publicarlas.

Admiraba mucho a Pacho Eladio y lo adoré con el alma. Era un hombre de un mérito infinito. Con él aprendí que uno en la vida no debe esperar ni herencias, ni apellidos, ni posesiones sino tener el coraje para defender las ideas en las que uno cree y abrirse camino en la vida.

Mi abuelo venía de una cuna muy humilde, nació a la orilla del río Cauca en Roldanillo y, a fuerza de disciplina y de trabajo, logró terminar su colegio. Llegó literalmente sin un centavo a Bogotá, se le presentó al doctor Hinestrosa que era el rector del Externado y le pidió una beca comprometiéndose a que si no sacaba las más altas calificaciones de promedio, se la quitara. Y lo logró durante toda su carrera aunque le tocara dormir en uno de los cuartos de servicio de la Universidad, como en efecto ocurrió. Hizo su vida y construyó un espacio muy importante, desde cero, a punta de pasión.

Leer más

Leave a comment