10 de abril 2022 , 10:25 p. m.
Buena parte de los tecnócratas colombianos, tan preparados en la academia como desconectados de la realidad, han sido determinantes para dilatar las pocas medidas que puede adoptar la junta del Banco de la República contra la inflación.
Las alarmantes cifras de inflación confirman que estaban equivocados en la junta con sus tardíos incrementos de tasas, y que la necesaria independencia de la junta frente al Gobierno no puede seguir siendo un pretexto para que no se los cuestione, para que no se les exijan explicaciones y para que no se les señalen caminos de rectificación.
Obviamente, la junta debe ser cuidadosa para encontrar el punto adecuado entre la efectividad de la lucha contra la inflación y la no afectación del proceso de reactivación económica y está claro también que sería absurdo e injusto señalarlos como los únicos culpables de la expresión colombiana de un fenómeno global de encarecimiento de los alimentos, de incremento de costos de transporte y de materias primas, de efectos por causa de la guerra entre Rusia y Ucrania y del desfase entre la demanda acelerada de productos y una oferta menos dinámica, entre otros factores.
Dicho lo anterior, la situación de inflación se ha agravado en Colombia por cuenta de la junta del Banco de la República hasta el punto reflejado en el último reporte del Dane del dato del 1 por ciento en marzo, lo que lleva a más de 8,5 por ciento la cifra de los últimos doce meses.